La Sexta de las nueve sinfonías de Ludwig van Beethoven es la llamada “Sinfonía Pastoral”. En ella, el compositor expresa su amor por la naturaleza y la vida en el campo, y describe las sensaciones que despierta en él. Así, esta obra ha quedado como el origen de la música programática, de la cual durante el Romanticismo nacería el poema sinfónico. Otra de las fuentes del poema sinfónico está también en Beethoven: la obertura de concierto; en este caso, la tercera de las cuatro oberturas que compuso para su ópera «Fidelio» y que es un auténtico compendio del drama que en esa ópera se desarrolla.
Entre ambas obras beethovenianas descriptivas, una creación de «música pura» de Tchaikovsky, que, no obstante, también tiene su origen en la naturaleza. El Concierto Opus 35 fue compuesto en un periodo estival pasado en el idílico paraje de los lagos suizos, junto a la localidad de Clarens, y, desde entonces, es obra imprescindible en el repertorio de todo virtuoso del violín.