Con motivo del 125 aniversario de su nacimiento, nada mejor que volver sobre el gran Federico para iniciar las veladas poéticas en el Club Monteverdi acompañadas de música de piano. Es nuestro valor lírico de mayor universalidad. Su profundidad psicológica no tiene parangón. Por no hablar de su prodigiosa capacidad metafórica, su destreza estilística y su formidable oído musical (como folclorista recogió canciones populares como La tarara, Zorongo, En el Café de Chinitas, etc. Asume la herencia de nuestro romancero tradicional, pasándolo por el cedazo de la modernidad más  rompedora (Romancero gitano), y escribe el mejor libro surrealista de nuestra literatura: Poeta en Nueva York.